Perú se alegra de tener una de las mejores aves de la familia de las tórtolas: la tórtola peruana. Eso si, no es exclusiva de esta zona, ya que está bastante extendida.
También se encuentra en…
Es un ave que se la conoce con muchos nombres, dependiendo donde resida. Por ejemplo, también se la conoce como cuculí, paloma cuculina, tórtola melódica o paloma de alas blancas, esto último en Chile y El Salvador.
Esta especie se extiende desde el sur de Ecuador hasta el centro de Chile y el oeste de Argentina. Es muy común en la costa de Perú, motivo por el que lleva ese nombre. Se la conoce con el nombre científico de Zenaida meloda. Su nombre científico le viene por el canto melódico “cucu-lí-lí-cu-lí-li” que la caracteriza.
Su aspecto es…
Esta ave es un poco más pequeña que una paloma común. Mide unos 28 cm, y pesando alrededor de los 200 gramos. No presenta dimorfismo sexual.
Su cuerpo es mayoritariamente de color gris, lo que contrasta con su pico en color oscuro y las patas rojizas. La pigmentación del pico se extiende hasta rodear sus ojos. En algunos casos se ha notado que esta zona tiene un tono azul añil.
Tiene una mancha de color negra debajo de los oídos, algo muy característico en las tórtolas. Al estar parada, se puede ver que las alas cuentan con una línea blanca. Esto podría provocar que se confundiera con la tórtola aliblanca.
No presenta dimorfismo sexual, de modo que la única forma de identificar al macho de la hembra es a través de una prueba de ADN.
Su modo de vida es muy común
No es una especie que destaque por una vida salvaje muy llamativa. Suele preferir los territorios áridos, con escasa vegetación. Pero, en ocasiones, se la puede ver que vive en zonas urbanas, especialmente si estas son muy cálidas.
Es una especie que por norma general es tranquila, motivo por el que en algunas zonas ha sido adoptada como mascota. No obstante, debido a que requiere de mucho espacio para moverse y de vivir en territorios muy calurosos, no todo el mundo la puede tener como mascota.
Su alimentación es muy básica. La fuente principal son las semillas, sumando fruta y animales invertebrados cuando escasea el alimento. Suele vivir lejos de su fuente de agua, pudiendo volar, incluso, 50 kilómetros al día para abastecerse.
Tras el apareamiento, la pareja que se forma esta junta de por vida. Una vez construido el nido, el cuál es muy básico, la hembra pone tres huevos. Ambos padres se hacen cargo de la incubación de los huevos.
Pasados unos 25 días, nacen los polluelos. En este momento, el padre vuela hasta la fuente de agua más cercana, remoja su pecho y vuelve para dar de beber a las crías. La hembra, por su parte, las enseña a alimentarse por si mismas.
Las crías no abandonan el nido hasta que han aprendido a volar y cumplen los dos meses de vida. Algunas pueden tardar un poco más.