Saltar al contenido
Aves Exóticas

Cotorras

Aunque la cotorra suele ser un animal que muchos han catalogado de “uno de los animales más pesados”, no son pocos los que desean tenerlo como animal de compañía. ¿Es tu caso? Porqué si es así deberías aprender un poco más sobre este animal.

Tipos de cotorras

¿Qué se sabe de la cotorra?

La cotorra, más conocida como Cotita, es originaria de Sudamérica, siendo su lugar de origen Argentina, pero también se han encontrado hábitats de esta ave en países como Paragua, Bolivia, Uruguay y el sur de Brasil.

Es un animal que suele vivir en bosques y montes, así como en espacios más abiertos. ES una de las pocas aves que son capaces de adaptarse sin problemas a los cambios bruscos de temperaturas. En algunos países se han formado colonias en las ciudades, lo que ha supuesto un gran problema para los residentes debido a su fuerte piar.

¿Cómo es una cotorra?

Es un ave catalogada como tamaño medio, teniendo una longitud de unos 29 centímetros desde la cabeza hasta la cola. Suele tener un peso que ronda los 600 – 900 gramos según que especie.

Se caracteriza por tener una cabeza redonda con un pico curvado y una cola escalonada, lo que ayuda a diferenciarla del resto de sus parientes lejanos los loros. El plumaje es muy vistoso, con el verde como color predominante, pero también es posible que haya variantes con tonos turquesa. Sus patas son fuertes y sus uñas están adaptadas para poder trepar por árboles sin ningún problema.

Dado que no presenta grandes diferentes entre macho y hembra, es muy difícil diferenciar uno de otro salvo por una prueba de ADN. Algunos criadores aseguran que los machos son más grandes que las hembras, pero en algunas subespecies de la cotorra es el caso contrario, por lo que utilizar esta técnica para diferenciarlos no sirve.

Quiero una cotorra, ¿puedo tener una?

No son pocos los que han optado por tener una cotorra en casa como compañera. No es una mala compañera, todo lo contrario, es la mascota ideal gracias a su carácter cariñoso y la facilidad que tiene para adaptarse a diferentes ambientes. Además, sabe convivir con otros compañeros de su misma especie e incluso con otras aves.

Son grandes parlanchinas, ya que tienen una gran capacidad para poder recordar palabras e incluso frases enteras. Resultan muy divertidas en la vida diaria y pueden cantar e imitar sonidos. Pero para los que les guste los animales que solo hablen “de vez en cuando”, quizás esta ave les resulte un auténtico dolor de cabeza.

¿Cuánto tiempo viven?

Es una buena pregunta. Todo depende del tipo de especie que sea, pero la esperanza de vida general de una cotorra oscila entre los 15 y 20 años viviendo cautividad, aunque se han visto algunos ejemplares, como la cotorra Argentina, que han llegado a alcanzar los 30 años.

Al ser animales que se adaptan fácilmente a las condiciones del entorno no resulta complicado que tenga una buena esperanza de vida, pero requiere de muchos cuidados para que esta sea tan longeva como sea posible.

Quiero que mi cotorra confíe en mí, ¿qué tengo que hacer?

Es cierto que la cotorra es un animal muy cariñoso y que coge enseguida confianza con el ser humano. Pero, ello no quiere decir que el primer día ya vaya acercar la cabeza a su dueño para que este le acaricie.

No, lo primero que se necesita es entablar el primer contacto. Dado que se encontrará en un ambiente extraño, será normal que esté un poco nerviosa, de modo que hay que dejarla tranquila un par de días para que se habitúe a ver a gente pasar por la casa. Ubícala en el centro de mayor actividad de la casa, dónde pases más tiempo. Así se acostumbrará a la presencia de los distintos miembros de la familia.

Pasados un par de días puedes irte acercando poco a poco a su jaula, no solo para darle de comer, sino también para decirle algo, como su nombre. Así captarás su atención. Poco a poco, irá reaccionando al verte y mostrará señales de estar feliz porque estés cerca de la jaula. Con el paso del tiempo, algo que puede llevar una semana como un mes, se acercará a los barrotes cuando te vea aparecer para que le hagas caso.

Este es solo el primer paso. Si lo que quieres es poder dejarla salir con total tranquilidad, aquí ya vas a tener que trabajar un poco más. Lo primero es abrir la jaula y meter la mano con una de sus chuches preferidas. Lo más seguro es que la primera vez se aparte. Estate unos 5 minutos y si no te hace caso, saca la mano con la chuche y cierra la puerta. Repite el proceso cada día hasta que finalmente se acerque. Una vez que se coma la chuche por primera vez, repite el proceso unos días más, hasta que finalmente le puedas acariciar el lomo.

Con esto, ya solo tendrás que empujarla un poco con el dedo para que la cotorra salga de su jaula y se vaya a posar sobre tu dedo. Con esto ya podrás sacarla de la jaula. Aunque es posible que quiera que la dejes en el suelo. En ese caso es mejor de momento volver a dejarla dentro de la jaula.

Quiero que esté fuera de la jaula, ¿es posible?

Nada te obliga a tener la cotorra encerrada en una jaula. De hecho, son muchas las que acaban viviendo en libertad toda su vida sin ningún problema y solo necesitan una percha sobre la que posarse a dormir por las noches.

Pero ten en cuenta que luego es posible que tengas problemas si la tienes que tener en una jaula para trasladarla al veterinario. En el caso de querer dejarla salir de la jaula, que sea poco a poco, para que no se acostumbre mucho.

Luego, la puedes dejar cada vez más tiempo, siempre y cuando comprenda que después tiene que volver a entrar en la jaula, para la hora de comer o la hora de dormir. No es bueno acostumbrarla a comer fuera de la jaula, ya que luego puede no querer volver adentro.

Recuerda que las aves son mucho más susceptibles que los gatos y perros, así que si la cotorra no te hace caso no le chilles ni intentes cogerla. Déjala que se mueva tranquilamente por la casa y luego métela con cuidado dentro de la jaula. Lo agradecerá.

Eso sí, hay que tener en cuenta que es un ave que puede alzar el vuelo si encuentra una ventana abierta, por lo que en el caso de querer que viva suelta por la casa, habrá que realizarle un corte de alas, aunque resulte cruel. Pero es la única forma de evitar que se escape.

Voy a comprarle una jaula a mi cotorra, pero, ¿cuál?

En realidad es muy fácil escoger la jaula de las cotorras. En las tiendas hay varios modelos, pero si sigues una serie de pautas no tendrás muchos problemas para escoger la indicada.

Tamaño: Dado que las cotorras son un animal de tamaño medio, no hace falta que su jaula sea tan grande, como por ejemplo un guacamayo o una cacatúa. De ancho la jaula puede tener unos 60 centímetros, unos 60 centímetros de alto y unos 45 centímetros de profundidad. Con esto, el ave tendrá más que suficiente espacio para moverse. Si has optado por tener dos cotorras, dobla las dimensiones para que no tengan problemas de movimiento. Además, la distancia que haya entre los barrotes nunca debe ser de más de 2 centímetros, evitando así que pueda meter la cabeza entre ellos.

  • Materiales: Elegir el material correcto de la jaula para tu cotorra tampoco es difícil. Hay que evitar el plomo o el zinc que son perjudiciales para las aves, por lo que la mejor opción siempre será el acero inoxidable, el cuál aparte resulta mucho más sencillo de limpiar.
  • Forma: La forma de la jaula sí que es muy importante. Aunque en la tienda muchos vendedores intentarán convencer de que las jaulas con forma de casita o circular son las mejores, hay que evitarlas a toda costa. ¿El motivo? Según veterinarios y expertos en el mundo de la avicultura, estas jaulas provocan un estrés psicológico en el ave. Lo mejor son las jaulas cuadradas o rectangulares, que tengan algunos barrotes horizontales para que se pueda posar en las paredes.
  • Bebedero y comedero: Aunque las cotorras no han presentado muchos signos de “escapismo”, es recomendable que el comedero y el bebedero estén puestos por el lado de fuera, y la única puerta que haya sea por la que tú puedas tocarla cuando tengas su confianza. Si intenta escapar usando la puerta del comedero y el bebedero podría quedarse atascada y hacerse mucho daño, y no querrás eso para tu ave, ¿verdad?
  • Juguetes: A las cotorras también les gusta mucho tener juguetes, como escaleras o algún juguete de goma que puedan morder. Pero en ningún caso hay que ponerles un espejo, ya que pueden encariñarse con él y luego sentirse muy deprimida cuando se lo quites.
  • Perchas: Con dos o tres perchas la cotorra ya estará contenta. Eso sí, hay que evitar a toda costa las de plástico, metal o de madera falsa, ya que no son buenas para sus patas. Las perchas tienen que ser de madera natural para que pueda afilarse las uñas cuando se suba a ella.
  • Cerradura: Si, no ha habido grandes señas de que las cotorras escapen por el lado de la comida, pero no son pocas las ocasiones que los dueños se han llevado la sorpresa de que su querida compañera ha salido de la jaula por si misma. ¿El motivo? Son aves bastante inteligentes, y abrir una puerta que tan solo tenga un pestillo no es problema para ellas. Hay que buscar una cerradura para la puerta que tenga una mejor medida de seguridad y evite que se puedan escapar con tanta facilidad.

Tengo la jaula, pero, ¿ahora dónde la coloco?

Aunque la jaula de la cotorra no sea de gran tamaño, si que puede suponer un auténtico quebradero de cabeza el dónde colocarla. Como se ha dicho anteriormente, la jaula debe estar en el mismo lugar que en el que se realice mayor actividad social, por ejemplo el salón. Esto se hace con el fin de que esta se habitúe un poco al contacto humano.

Ahora, ¿exactamente cuál es el mejor lugar de la sala para situarla? Pues a la hora de ubicar la jaula, tendrás que tener en cuenta:

  • La jaula debe estar a la misma altura que tus ojos, dado que así la cotorra no se sentirá intimidada al verte ni tampoco superior.
  • Evita a toda costa zonas de la sala en la que haya bastantes corrientes de aire, por ejemplo una ventana, ya que en verano es normal abrirlas y la cotorra podría pescar un resfriado.
  • No es bueno que le dé el sol directamente durante muchas horas. Busca una zona que solo reciba el sol durante una media hora como mucho.
  • Dos de las paredes de la jaula deben estar pegadas a la pared, con el fin de que la cotorra te vea llegar, lo que hace que sea más fácil establecer un vínculo con ella.
  • Al contrario que otros animales más sensibles, no resulta del todo malo que la cotorra esté cara a un televisor. De hecho, esto podría ayudarle a aprender algunas palabras con el paso del tiempo.

Limpiar la jaula de una cotorra, ¿qué tienes que saber?

No es muy difícil limpiar la jaula de una cotorra, puesto que se hace igual que con el resto de aves. Solo hay que limpiarle la base un par de veces a la semana para poder retirar las heces y los restos de comida y la jaula al completo una o dos veces al mes, todo depende de lo sucia que sea el ave.

A la hora de limpiarla, si la cotorra ya está acostumbrada a moverse por la casa, se la puede dejar en libertad. Sino, hay que pasarla a otra jaula mientras dura la tarea de limpieza para que no se contamine con los productos que vayas a usar.

Lo primero a saber es que es mejor el uso de lejía diluida en agua, ya que es un buen desinfectante y así se pueden limpiar las bacterias que haya por los barrotes, usando un cepillo. Luego remoja y seca con un paño seco. También se la puede dejar secar un poco al sol.

Algunos criadores usan abrillantadores para las jaulas, pero hay que tener en cuenta que estos son productos muy tóxicos para estas aves, por lo que hay que evitarlos. Algunos son un poco más compatibles, pero hay que tener cuidado de que el ave no los respire.

¿Y qué le doy de comer a mi cotorra?

La dieta general de las cotorras se basa en semillas, brotes de ramas, insectos y piezas de fruta. Gracias a esto, no supone un gran problema poder alimentarla como es debido y no es nada difícil encontrar en las tiendas un producto que le pueda gustar.

Con esto en mente, ten en cuenta que esta ave consumirá dos tipos de alimentos: los secos y los húmedos. En las tiendas encontrarás muchos tipos de piensos, por lo que no vas a tener mucho problema para alimentarla. Existen de todo tipo, piensos de mantenimiento, piensos bajos en grasa para evitar que engorde o una combinación de semilla, principalmente de girasol que es uno de los alimentos con los que más se les ha alimentado. Aunque hay que tener en cuenta que hay cacatúas muy quisquillosas, y es posible que solo quieran comer semillas u otro tipo de comida.

También se les puede dar legumbres como las judías, los garbanzos o las lentejas, siempre y cuando se hayan remojado previamente durante la noche anterior para que estén más blandas y no tengan tantos problemas para poder comerlas.

Darle comida blanda es indispensable, aunque la cotorra puede no quererla, tiene que comer unos 120 gramos al día de este tipo de alimento, ya que le ayuda a recibir nutrientes que necesita para poder sobrevivir. Hay que darle una macedonia de frutas y verduras todos los días, para que tenga una alimentación variada. Lo mejor es usar manzana, pera, kiwi, uva, naranja, fresa y frutos rojos, aunque también se le puede dar melocotón. En cuanto a la fruta, lo mejor es optar por lechuga (sin pasarse porque le puede producir diarrea), calabacín, zanahoria, pimiento verde o rúcula entre otros alimentos para que coma todo lo que necesita día a día.

Mi cotorra no se siente bien, ¿qué le pasa?

Ninguna ave se puede librar de caer enferma en algún momento. Algunas enfermedades son muy fáciles de tratar, pero hay otras que pueden ser mortales, así que hay que prestar especial atención a sus síntomas.

Las enfermedades más comunes en las cotorras son:

  • Arranque de plumas: Es un trastorno del comportamiento, pero se podría decir que es como una enfermedad ya que normalmente el arrancarse las plumas ella misma es una señal de que tiene parásitos. Aunque también es posible que lo haga por aburrimiento o por falta de atención por parte de su dueño. También puede ser debido a una falta de minerales en la alimentación.
  • Caída de plumas anormal: Las cotorras mudan las plumas una vez al año y la caída es excesiva, por lo que no hay que preocuparse. Pero si de pronto comienza a perder plumas de manera descontrolada sin ser su época de muda, eso es porque no está teniendo una buena alimentación o puede tener ácaros en la jaula que la incitan.
  • Calcificación: Suele darse en los ejemplares de avanzada edad y es por tener sales de calcio en las escamas de la piel. Les cuesta andar y sienten un fuerte dolor. Hay que untarle las zonas afectadas con unas pomadas específicas.
  • Deformaciones: Cuando están en su jaula, las perchas tienen que ser de maderas para que puedan limarse el pico y las uñas. De no ser así, es posible que tengan una gran deformación en el pico, especialmente en las crías, así como uñas exageradamente grandes, así que hay que tener mucho cuidado en este aspecto.
  • Obesidad: Si, las cotorras también pueden sufrir obesidad en el caso de que no coman una dieta equilibrada. Es más, dado que a muchas caseras se les corta las alas para evitar que vuelen y se pasan la mayor parte de su vida encerradas no pueden hacer ejercicio para poder perder las calorías que le sobran.
  • Aspergilosis: Una enfermedad grave provocada por unos hongos, los cuáles se encuentran en la semilla o en la paja. Hay que darle semillas que estén secas y no tengan restos de polvo o moho para poder combatir la enfermedad o el ave podría ponerse peor en muy poco tiempo. Entre los síntomas se detectará que tiene dificultad para respirar y que se le llenan los sacos aéreos de pus.
  • Infección respiratoria: Suele ser un resfriado común, especialmente cuando la jaula de la cotorra está ubicada en una zona dónde hay fuertes corrientes de aire. En este caso se puede curar fácilmente con antibióticos o gracias a las piezas de fruta que contengan un alto contenido en vitamina C, como por ejemplo la naranja. Pero hay algunas más graves como la aspergilosis o la ornitosis, en cuyo caso hay que acudir al veterinario para que ponga un tratamiento.
  • Escherichia coli: Esta enfermedad se transmite cuando una de las aves de la jaula está enferma a través de las heces. Para evitar que aparezca la jaula de la cotorra tiene que estar bien limpia, recordando que hay que hacer una limpieza general de esta al menos una vez al menos. En el caso de que se detecte que un ave pueda tenerla, hay que separarla del resto, ya que es muy fácil de contagia.
  • Salmonelosis: Diarrea, dolor de articulaciones y trastornos nerviosos son los síntomas que suelen presentar las cotorras que padecen esta enfermedad. Aunque se pueden presentar síntomas en otras partes del cuerpo. Al igual que con la anterior, es una enfermedad muy contagiosa, por lo que hay que separar a los animales enfermos de los sanos para evitar el contagio.
  • Colibacilosis: Enfermedad del sudor es como muchos la conocen, y el síntoma principal es que el ave tiene la zona de la barriga húmeda y pegajosa, además de que sus heces son líquidas. Se puede transmitir fácilmente de un ave a otro y suele ser mortal, así que hay que apartar al ejemplar enfermo del resto para intentar salvarlos.

Quiero que mi cotorra aprenda a hablar, ¿qué tengo que hacer?

Puede que luego te acabes arrepintiendo, pero sin lugar a dudas escuchar a una cotorra hablar es una de las mejores experiencias que se pueden tener. Lo primero que has de saber es que, a pesar de que sean animales muy inteligentes y que tienen mayor facilidad para hablar que los loros o los guacamayos, vas a necesitar un poco de paciencia para que aprenda a hablar.

Recuerda, lo primero de todo es haberte ganado su confianza con anterioridad, para que el ave sepa que puede confiar en ti. Es mucho más fácil que aprenda a hablar cuando está fuera de la jaula que tras los barrotes, porque se sentirá más libre y en confianza. Reparte el entrenamiento en dos partes: uno por la mañana y otro por la tarde, en sesiones de unos 15 minutos como máximo.

Teniendo todo esto claro, es el momento de enseñar a hablar a tu cotorra, para lo cuál vas a necesitar seguir estos pasos:

  • Fuera distracciones: El animal no tiene que estar distraído si quieres que aprenda a hablar, de modo que deshazte de cualquier cosa que pueda captar su atención, como la radio, el televisor o la música.
  • Empieza con que aprenda su nombre: Lo mejor es que empiece a aprender a decir su nombre o en el de su dueño. Para ello vas a tener que repetírselo, como por ejemplo que diga “Hola, Charlie”. Repite el proceso cada día. Puede que aprenda a decirlo en una semana como en un mes o que no lo haga nunca y antes aprenda a imitar el sonido de algo que ve en la televisión o de otro animal en la casa.
  • Un premio cuando lo haga bien: Darle premios es una parte muy importante del proceso, ya que es una forma de demostrarle que lo ha hecho bien. Cuando diga la primera palabra, dale la chuchería que más le guste y según vaya mejorando otra más. Pero tienes que ir alternando entre chuche si y chuche no, porque si luego ve que no le das, es posible que no quiera volver a decir la palabra nunca más.
  • De una en una: No hay que confundir a la cotorra cuando se la está intentando enseñar a hablar. Cuando aprenda a decir una palabra, deja que la repita durante un par de días antes de pasar a la siguiente o es posible que luego tenga problemas al pronunciarlas.
  • ¿Qué tipo de premio darle?: Aunque la mejor herramienta para que el loro pueda decir una palabra sin problemas es usar chucherías, también se le pueden dar otros premios, como acariciarle la cabeza con cariño o decirle palabras positivas para reforzar sus esfuerzos, como “muy bien”, “buen trabajo” o “lo has hecho bien”.

Quiero que mi cotorra tenga crías, ¿qué tengo que hacer?

Quizás una de las razones por las que la gente prefiere las cotorras es porque son muy fáciles de hacer que tengas rías. Porque, en realidad, no hay que hacer mucho para que estas finalmente tengan sus primeras crías.

Recuerda que no hay una forma sencilla de diferenciar al macho y la hembra, por lo que tendrás que recurrir a una prueba de ADN para saber de que sexo son las cotorras que tengas. Una vez que sepas que tienes un macho y una hembra, ponlos en una jaula apartada, en la que tengan bastante comida. Lo normal es que el macho moleste bastante a la hembra, ofreciéndole comida, cantos o graznidos, además de ceremonias para intentar captar su atención.

En la jaula coloca un nido de madera, que es lo mejor para estas aves, y una vez que haya terminado con el proceso, la hembra se asentará en el nido y procederá al proceso de puesta de huevos, pudiendo llegar a poner hasta 8 huevos. Una vez puestos, macho y hembra pueden turnarse a la hora de incubar los huevos, hasta llegar a pasar los 21 – 25 días que los polluelos salgan del huevo.

Al nacer, las crías no tienen plumas, son sordas y ciegas, por lo que son los padres los que proceden a alimentarlas directamente. A los dos meses las crías ya abandonan el nido y comienzan a valerse por si mismas, por lo que sería el momento ideal para separarlas de los padres y que puedan relacionarse con otras crías de su misma especie y entablar relaciones nuevas.