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Aves Exóticas

Codorniz japonesa

Si hablamos de codornices, sin lugar a dudas una de las más famosas es la codorniz japonesa, una de las mejores aves para criar en cautividad. ¿No la conoces todavía? ¡Ha llegado el momento pues! ¡Y puede que hasta te animes a tener una!

¿Qué tiene de particular?

La coturnix japónica pertenece a la familia de los Phasianidae. Aunque es conocida con la denominación de “codorniz japonesa” es una especie que se extiende por todo el continente asiático, pudiendo encontrarla en Siberia, China, Japón, Corea, Laos o Vietnam.

Con gran éxito, y debido a su fama como una estupenda ave de cría, fue introducida con gran éxito en occidente, en países como Italia. En España también fue introducida, pero para la caza.

¿Cuáles son sus características?

Se trata de un ave de tamaño medio, que mide alrededor de los 19 cm y pesa unos 90 gramos cuando está en estado salvaje. Cuenta con dimorfismo sexual, pues los machos presentan colores en la cabeza y la garganta de los que carecen las hembras.

El color natural de esta especie es un tono amarronado y amarillento, con la zona ventral más clara, destacando una línea blanca por encima de los ojos a ambos laterales de la cabeza. Sus patas son de color anaranjado con un pico con un tono grisáceo.

Debido a su fama, esta especie se ha mezclado con otras variedades de codornices, lo que ha dado lugar a diferentes mutaciones como blancas, de color perla o con manchas irregulares.

¿Qué hay que saber para sus cuidados?

La fama de la codorniz japonesa como ave de cría está más que demostrada, comenzado porque resulta ser un ave muy fácil de mantener, además de bastante barata. Las jaulas no tienen que ser gran tamaño, pero si algo alargadas para que puedan moverse dentro de ella. Además, soporta compartir espacio con otras especies de aves.

Lo mejor es tener un lugar en el jardín que no haya corrientes, ni ruidos estresantes y que cuenten con un lugar con vegetación en el que puedan esconderse cuando lo necesiten. Además de una caja con sustrato (arena), para que pueda realizar los baños de arena.

Al tratarse de un ave granívora resulta bastante barato el alimentarla. Basta con ofrecerle una mezcla de granos, que tengan poca grasa para evitar el sobrepeso y agua fresca todos los días. También se le pueden dar pequeños invertebrados de vez en cuando, como larvas o gusanos.

En lo que a su reproducción se refiere, se considera que una codorniz japonesa es adulta a las 6 semanas de vida, y por norma general ya puede comenzar a reproducirse a los 50 días de edad. En su primer año de vida, una hembra puede llegar a poner 200 huevos en el primer año. No obstante, es un ave que vive muy poco tiempo. Hay ejemplares que han llegado a los 6 años de vida, pero por norma general suele vivir dos años y medio, especialmente si se la tiene únicamente como ave ponedora de huevos.

Conseguir que ponga huevos no es demasiado complicado. De hecho, expertos han demostrado que tener un único macho en un corral con dos o tres hembras garantiza una fertilidad del 95%. Además, cuando tengan a sus crías apenas habrá que hacer nada para mantenerlas, pues serán los padres los que se ocupen de ellas. Lo único de lo que hay que asegurarse es que las crías cuentan con un bebedero más pequeño y menos profundo en el que no vayan a ahogarse.

En estado salvaje su comportamiento no es muy diferente del que cuando están en cautividad. Como curiosidad, se las considera aves migratorias en los meses de invierno. No obstante, los ejemplares japoneses no presentan esta necesidad, por lo que se les considera residentes permanentes del país.

Quizás una de sus pegas es que su esperanza de vida cuando vive en cautividad no es tan elevada como su pariente china, pues está si que puede superar los 10 años de edad. Sin embargo, se ha detectado que es un ejemplar muy fuerte, capaz de adaptarse bien a los cambios bruscos de clima, por lo que puede vivir en occidente sin muchos problemas y con unos cuidados muy básicos.