Dicen que hay ciertas zonas del mundo que hay que visitar por lo menos una vez en la vida, y una de estas zonas es el Himalaya. No todo el mundo se atreve a caminar por este terreno rocoso, y mucho menos a subir a la máxima altura. Sin embargo, los que lo hacen, tienen la oportunidad de encontrarse con el mirlo del Himalaya.
¿Exclusivo del Himalaya?
Recibiendo el nombre científico de Turdus maximus, esta especie de ave paseriforme, de la familia turdidae es propia del Himalaya, pero también se lo puede encontrar al sureste de la meseta tibetana. Antiguamente era considerado como subespecie del mirlo común.
Teniendo un área de distribución tan corta, algunos podrían pensar que se encuentra en peligro de extinción. Sin embargo, lo cierto es que esta especie tiene bastantes ejemplares, por lo que la Lista Roja de la UICN lo cataloga como una especie en buen estado de conservación.
Sin muchas características físicas notables
No es una especie que destaque mucho por sus características físicas. Su nombre científico puede inducir al error de que es el ejemplar más grande de la familia de los Turdus, ya que puede llegar a medir los 28 cm. Sin embargo, hay ejemplares que apenas llegan a los 23 cm.
No suele pesar más de 120 gramos, y su plumaje es principalmente de un tono pardo negruzco. De hecho, presenta un ligero dimorfismo sexual en su plumaje, ya que el macho tiene la cabeza, el pecho y las alas más negras que la hembra. Esta, sin embargo, las tiene de un tono más claro.
El pico es de un tono anaranjado apagado. Antiguamente se lo consideraba como una subespecie del mirlo común, sin embargo, el hecho de que fuera de mayor tamaño y que no tuviera el anillo ocular amarillo de este, lo acabaron diferenciando.
Una vida salvaje muy sencilla
Tampoco destaca mucho por tener una vida salvaje demasiado activa. Suele ser diurno, aunque algunas veces se lo puede escuchar canturrear por la noche. Su alimentación se compone, principalmente, de gusanos de tierra, moluscos, insectos invertebrados, pequeños reptiles y algunas frutas. El alimento lo consigue del suelo, aunque puede subirse a una rama y conseguirlo directamente del árbol.
De carácter generalmente sedentario, algunas veces podría descender durante el invierno, a zonas más bajas del Himalaya, para buscar calor. La reproducción tiene lugar entre mayo y julio, aunque en el Tíbet se han dado casos de parejas que se han reproducido entre junio y julio.
Tras la reproducción la hembra construye un nido, con forma de copa, en el que deposita de tres a cuatro huevos. Dichos huevos son incubados por la madre. Tras pasar dos o tres semanas, nacen los polluelos que son alimentados por ambos progenitores.