Si piensas en Tasmania, ¿cuál es el primer animal que se te viene a la cabeza? Seguro que el demonio de Tasmania, ¿verdad? Pero lo cierto es que esta región cuenta con una fauna fantástica, como la codorniz tasmana.
¿Es tan conocida?
Lo cierto es que en la región es muy conocida, y se ha acabado llevando a otras regiones. Es nativa de Australia y de algunas regiones de Asia, viviendo en zonas agrícolas, pastizales, matorrales y humedales de agua dulce a través de la mayor parte de Nueva Guinea y de las islas menores de la Sonda, así como en Australia y Tasmania.
Con gran éxito ha logrado ser introducida en Fiji y Nueva Zelanda con el fin de convertirla en un ave para su uso agrícola, siendo bastante sencilla de cuidar. Su nombre científico es coturnix ypsilophora y no se le han reconocido subespecies.
Un aspecto fácil de reconocer
Lo cierto es que se trata de una especie bastante fácil de reconocer. Especialmente por el color de su plumaje, que es mayoritariamente de color marrón oscuro, con algunas líneas trasversales de un tono más claro. En la zona del pecho y el estómago el color puede ser un poco más oscuro y sin tener este motivo.
En las mejillas el color marrón es un poco más claro. Su pico también es de un tono marrón mezclado con gris. Lo cierto es que el macho y la hembra son muy similares en aspecto, sin embargo, en la hembra se ha detectado que esta es un poco más pálida que el macho.
¿Se usa en la agricultura?
Actualmente la situación de esta especie podría ser considerada un poco complicada. En algunas regiones es una especie que se encuentra muy extendida y que ha logrado sobrevivir muy bien al paso del tiempo, mientras que en otras la población ha quedado totalmente mermada.
Se pueden diferenciar dos tipos de codornices tasmanas: las domésticas y las salvajes. Las salvajes suelen asentarse en zonas cercanas al río, en zonas abiertas que cuenten con la suficiente vegetación para camuflarse de los posibles depredadores. Su alimentación se compone de pequeñas semillas así de como pequeños insectos invertebrados, especialmente larvas, hormigas…
En cautividad, es muy bien valorada como ave doméstica. Para empezar es por lo fácil que es de cuidar, ya que no requiere de un presupuesto demasiado elevado. Basta con que cuente con una jaula o un pequeño corral en el que pueda vivir, con un espacio bastante ancho para caminar de un lado a otro, en el que tenga un comedero, bebedero y arenero. Igual que otras variantes domésticas de su especie, no parece presentar problemas a la hora de convivir con otras aves de diferentes especies.
Sin embargo, a la hora de la reproducción puede haber peleas entre las hembras en el caso de que solo haya un macho en el corral. Por ello, los criadores recomiendan que a la hora de reproducir la especie, lo mejor es separar a ambos ejemplares para que se forme una pareja monógama. En cautividad es una especie que puede vivir más de 10 años y poner una gran cantidad de huevos a lo largo de todo el año, algo perfecto para todos aquellos que quieren dedicarse a la cría de esta especie.