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Aves Exóticas

Agarponis fischeri

Escoger un ave agapornis nunca es fácil, especialmente por la gran cantidad que hay por el mundo. Sin embargo, una de las mejores de esta raza es el agapornis fischeri, ideales especialmente si se quiere reproducir la especie.

Una raza casi nueva

En realidad, aunque esta raza fue descubierta en 1.800 al este de África, lo cierto es que no se sabe en que momento pudo surgir. Fue descubierta por el explorar alemán Gustav Fischer, quien le puso su apellido a la raza. En 1.926 comenzaron a ser criados en Estados Unidos por lo fácil que resultaba.

Son nativos de la zona sur-sureste del Lago Victoria en el norte de Tanzania. En los años de sequia, algunas de estas aves migraron al oeste de Ruland y Burundi es busca de unas condiciones húmedas. Lo normal es que vivan en elevaciones de alrededor 1.500 metros en pequeños grupos, en zonas que sean aisladas.

Un ave hermosa, con unas características únicas

Se podría decir que este apornis no es de gran tamaño, ya que su longitud, del pico a la cola, suele rondar por los 14 centímetros y su peso entre unos 40 – 60 gramos según la variedad.

Las plumas de esta ave por norma general son de un color verde, pero en el caso de la cabeza, las bridas, la mejilla y la garganta tienen un tono rojo anaranjado. Su coronilla y la parte trasera de la cabeza tiene un tono color naranja oliva, mientras que la parte superior del pecho y la nunca forman una curiosa mezcla de un amarillo anaranjado. Su abdomen es de un verde amarillento, mientras que la rabadilla es de un tono azul brillante. Una mezcla de colores que hace que sea muy bello a la vista. El pico suele tener un tono rojizo, mientras que las patas son grises.

Llegado el momento de diferenciar la hembra del macho puede costar bastante difícil, puesto que no existe dimorfismo sexual entre ambas aves. Sin embargo, algunos autores aseguran que las hembras son de mayor tamaño que las hembras, además estas tienen los huesos de la pelvis más abiertos que los del macho.

Los ejemplares jóvenes tienen una tonalidad más apagada que los adultos, sobre todo en la zona de la cabeza. Tiene, además, unas manchas negras cerca de la base de la mandíbula superior, las cuáles cuando son pequeños les pueden ocupar todo el pico y según van creciendo esta mancha se va reduciendo.

Cuando vuela, se puede escuchar el sonido de sus alas. Aunque es un tipo de ave bastante cariñoso, son bastante ruidosos por lo que no es muy recomendable para personas que buscan un animal de compañía “sonoro de vez en cuando”.

Cuidando de un agapornis fischeri

¿Qué hay que dar de comer a un fischeri? Pues para empezar comen una amplia combinación de semillas y frutas. Lo que más les gusta es el maíz y el mijo, de hecho en algunos países son una plaga porque atacan las cosechas buscando este tipo de grano. Pero lo mejor es hacer una combinación de semillas para que reciba todos los nutrientes que necesiten.

Si se está buscando un ave para criar, esta es la mejor del mundo porque es muy fácil. La temporada de cría suele ser entre enero y abril, pero también los meses de junio y julio. Cuando están en libertad, el nido lo sitúan alrededor de 2 a 15 metros del suelo, pero en una jaula bastará con que esta esté a unos 2 metros más o menos del suelo. Aunque si está un poco más abajo no hay nada de que preocuparse. Por norma general por cada puesta de huevos suelen haber cinco, pero también es posible que haya solo tres o incluso 8. Los huevos la hembra los incuba durante 24 días y a los 36 – 45 días los polluelos ya comienzan a volar.

No es un ave a la que le importe tanto la compañía de otras aves como el resto de miembros de la especie de agapornis. Pero no le desagrada estar acompañado de otro macho o de una hembra. Pero en el caso de que pases mucho tiempo en casa, con que lo acostumbres a tu compañía, diciéndole cosas o dejándolo volar por la casa para luego posarse en tu dedo, estará más que contento.