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Aves Exóticas

Agapornis cana

¿Decidido a tomar un agapornis bajo tu cuidado? Igual deberías pensarte bien en acoger un agapornis cana. ¿Por qué? Pues porque es uno de los mejores que hay en el mundo. Cuando descubras un poco más de él seguro que te enamoras.

¿Qué se sabe de esta ave?

En realidad muy pocos datos sobre su origen se pueden encontrar entre los libros. Es un agapornis originario de Madagascar, y vive tanto en campos de palmeras como en selvas, así como en cultivos de arroz, de bosques talados e incluso se pueden encontrar algunos ejemplares en algunas ciudades.

Aunque sea bastante hermoso, lo cierto es que de las variantes que menos se buscan para tener en cautividad, a pesar de que es un animal que es común que sea capturado y vendido en comercios.

¿Cuáles son las características de un agapornis cana?

Es un ave de tamaño pequeño, llegando a medir como máximo 13 centímetros, y su peso suele oscilar entre los 30 – 36 gramos, lo que la convierte en una de las variantes más pequeñas de esta especie.

El color base es el verde, siendo más intenso en la parte posterior del cuerpo y se amarillenta según se acerca hacía el vientre. Su cabeza, el pecho y la parte posterior del cuello tienen un tono gris blanquecino, lo que le da nombre a esta ave, aunque este color puede tener tonos amarillentos.

Sus alas son de color blanco en la remera primaria, destacando sobre el verde brillante del resto de su cuerpo. La parte inferior del ala, la cuál solo es visible cuando vuela, es de un tono marrón negruzco, mientras que su cola es verde. Las alas presentan una franja amarilla, muy característica de este animal. Al contrario que otros agapornis, su pico y las patas son de un tono grisáceo, mientras que el iris es marrón.

No es difícil diferenciar al macho de la hembra, puesto que la hembra adulta no tiene marcas grises y la coloración de la parte escondida del ala es verde o de un tono negro marrón. Cuando son jóvenes se parecen mucho a los adultos, salvo que los colores son tamizados, con una nuca verdosa o gris blanquecina que va cambiando de color según va creciendo el ave.

Teniendo al agapornis cana en cautividad, ¿qué has de saber?

No es un reto imposible tener un agapornis cana en cautividad, a pesar de que muchos vendedores no comercian con ellos. Por ejemplo, si se quiere tener esta ave para su crianza, hay que saber que la clave principal se encuentra en la alimentación. Durante los meses que no están en celo hay que alimentarlos con semillas secas, como pinzones y el mijo, así como alguna pieza de fruta. Pero en época de cría, hay que alimentarlo con una mezcla de pinzones, semillas germinadas y un poco de pasta de huevo.

Las medidas del nido son muy importantes, ya que allí pasará más tiempo la madre con las crías. Este por lo menos tiene que tener una longitud de 18 cm por 13 cm de ancho y 14 cm de alto, buscando que tenga una forma de L, que lo hace más cómodo para la puesta de huevos y su incubación.

¿Cómo debería ser la jaula? En realidad bastaría con una jaula normal, de 60 cm de longitud y unos 50 o 60 centímetros de alto. Es recomendable que el suelo de la jaula esté recubierto de arena, para que sea más fácil de limpiar y que el grosor de las barras de la jaula no supere el centímetro. También hay que recordar que a los agapornis no les gusta mucho las jaulas ovaladas o con forma de casa, así que hay que buscar una rectangular o cuadrada. No hace falta llenarle la jaula con muchos juguetes.

A la hora de sacarlo de la jaula, pues el agapornis cana no presenta muchos problemas de tomar confianza con el ser humano, aunque no es tan cariñoso como otras variantes de la especie. Antes de sacarlo de la jaula, hay que acostumbrarlo a que se suba al dedo. El primer día en libertad, es recomendable cerrar la puerta de la habitación y las ventanas, para que no se escape, colocándole la comida que más le guste en la jaula. Así regresará a ella cuando tenga hambre.