
En la familia de las perdices se podría decir que hay una que es la más conocida y la considerada como la genuina. De hecho, muchas especies de perdices se cree que pueden ser descendientes de este ejemplar. Se trata de la perdiz roja.
¿Por dónde se extiende esta especie?
Es una de las especies de perdiz más extendidas por el mundo. La alectoris rufa, conocida comúnmente como la perdiz roja, es autóctona de la zona sur-occidental de Europa.
Se extiende por Francia. La Península Ibérica y el noroeste de Italia. También se ha introducido en el sur del Reino Unido, como una especie cinegética. En el sudeste de Europa cuenta con un pariente muy similar, la perdiz griega y en la parte negra la perdiz pardilla.
¿Cómo es de aspecto?
Es un ave de tamaño medio que mide entre 33 y 38 cm de longitud, pudiendo llegar a pesar los 450 gramos. No presenta dimorfismo sexual. La hembra es normal que sea más pequeña que el macho y menos pesada, pero aparte tienen algunas características que ayudan a diferenciar el sexo.
Se caracteriza por tener un cuello robusto, una cola corta y el pico ligeramente curvado hacía abajo, con una fuerte constitución y una coloración roja intensa que le hizo ganarse el nombre. Sus ojos están ligeramente rasgados hacía atrás, presentando un color pardo claro. El plumaje de sus partes superiores son principalmente pardas, con un tono rojizo en el manto.
Su nuca posee un tono gris vinoso muy subido, con el pileo castaño grisáceo. El resto de su cabeza es blanca, surcada por una lista negra que comienza en la base del pico, atraviesa el ojo y luego se curva hacía abajo para enmarcar por completo su garganta blanca, pareciendo un collar.
El pecho y la zona superior del abdomen son de un tono gris cenizo, con una tonalidad parda. El extremo inferior del abdomen y la porción inferior de la cola es de una tonalidad canela, con la zona de los flancos en una tonalidad gris clara que cuenta, además, con unas franjas transversales en las que se alternan los colores blanco, rojo y castaño, ribeteados todos ellos por una línea de color negro. En la parte superior del pecho cuenta con un veteado negro, de un color más extenso y brillante en los machos que en las hembras. Además, los machos tienen en la parte posterior de los tardos una excrecencia de naturaleza córnea que se conoce como espolón de la que las hembras carecen.
Se le han reconocido tres subespecies:
- Alectoris rufa hispánica: Que reside en la zona norte y oeste de la Península Iberica.
- Alectoris rufa intercdens: Que ocupa la zona sur y este de la Península Ibérica y las islas Baleares.
- Alectoris rufa rufa: La especie nominal que se extiende por el sur de Francia, el noroeste de Italia, la isla de Córcega y Elba.
¿Qué se sabe de su comportamiento?
Es un ave sedentaria, que en muy pocas zonas migra con el cambio de temperaturas ya que se ha adaptado muy bien. Pero en las zonas donde los inviernos sean muy fríos, como el norte de la Península Ibérica, emigrarán al sur en busca de un ambiente más cálido.
Su alimentación está compuesta principalmente de material vegetal, predominando sobre todo los cereales que son cultivados por el hombre, las hojas, las hierbas verdes de los prados y las frutas silvestres. Su dieta es completada con insectos y pequeños invertebrados. Ya que necesita beber todos los días, vive cerca de fuentes de agua, como charcas o arroyos.
El comienzo del proceso reproductivo comienza en los meses de enero y febrero, cuando las bandadas de machos polígamos comienzan a cortejar a las hembras. Durante esta época se producen muchos combates entre los machos que quieren la posesión de las hembras, lo que trae consigo la muerte de más de un ejemplar. El apareamiento no comienza hasta marzo o abril.
Cuando la hembra ha sido fecundada, el macho se aleja de ella para buscar a nuevas compañeras. La hembra fecundada busca un lugar en el suelo, como depresiones o setos, en los que pueda depositar los huevos. La puesta de huevos oscila entre 12-18 en cada puesta, de un tamaño grande. La incubación es realizado generalmente por la hembra, y muy rara vez por el macho, durante un total de 23 días.
Pasado ese tiempo, nacerán los polluelos, los cuáles abandonarán el nido a los pocos días de vida siguiendo a la madre, una costumbre muy similar a la que tienen los patos. Gracias a esto, aprenden a muy temprana edad a valerse por si mismos en la búsqueda de alimento y a los 10-12 días ya son capaces de volar. Por norma general, suelen quedarse con la madre cerca de un mes. Al principio su alimentación son larvas de insectos, pequeños moluscos o gusanillos terrestres, y según van creciendo comienzan a comer semillas.