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Aves Exóticas

Tórtola doméstica

La tórtola es sin lugar a dudas una de las especies de aves más extendidas del mundo, pero, ¿se puede tener como ave de compañía? La mayoría de las especies de esta familia son criadas por cuidadores para garantizar preservar la especie, pero hay una que está destinada al cuidado doméstico: la tórtola doméstica.

¿Una tórtola doméstica?

Se la conoce con el nombre científico de streptopelia risoria, mientras que su nombre común es tórtola rosigris doméstica o simplemente tórtola doméstica. Conocidas desde la antigüedad y fueron clasificadas como una especie en el Linneo.

Es un ave que se encuentra muy distendida por todo el mundo, y ya era utilizada como ave doméstica en la antigüedad, se considera que alrededor de 2.000 o 3.000 años.

¿Cómo es de aspecto?

Lo cierto es que físicamente recuerda mucho a la tórtola turca, por lo que cuesta un poco diferenciarlas. Es algo más pequeña, midiendo alrededor de 30 cm, y además tiene la cola más corta.

Otra diferencia con esta ave es que su cola es más corta y el color de sus plumas son más pálidas. El color del vientre es blanquecino, el cuál contrasta con las plumas de vuelo y su cola tiene un tono más oscuro. En el vuelo es más fácil diferenciarlas por el contraste del color de sus plumas. Además, su canto es multisilábico, por lo que es otra forma de diferenciarla de la paloma turca.

Tiene una pequeña pariente silvestre que vive en libertad, de la cuál no se diferencia mucho, solo que esta no ha sido criada en cautividad. Además, es muy utilizada por los expertos para lograr la hibridación con otros ejemplares de la misma familia.

¿Tan fácil es tenerla como mascota?

Lo cierto es que si, motivo por el que en la antigüedad era un ave tan apreciada. Según los que han trabajado con ella en cautividad, puede llegar a vivir hasta los 12 años y son muy conocidas por ser una especie bastante dócil, motivo por el que se la puede adiestrar para que aprenda algunos trucos o para que pueda salir de su jaula y luego volver a entrar sin muchos problemas. Pero para ello precisan de un buen entrenamiento.

Al principio es un ave que precisa de un largo periodo de tiempo para habituarse a su nuevo hogar, y no  sería extraño que se mostrase nerviosa por todo lo que le rodea. Por ello, hay que ubicarla la jaula en un lugar en el que se haga mucha vida social, para que el ave se acostumbre a la familia y todo lo que le rodea. Poco a poco irá ganando confianza con el dueño. Para que no se sienta intimidada o se asuste cada vez que aparezca alguien, lo mejor es ubicar la jaula a la misma altura de los ojos y que dos de las paredes de la jaula estén pegadas a las de la casa.

Su alimentación se compone principalmente de semillas e insectos, como granos de maíz, trigo o lino. Los insectos deben ser pequeños invertebrados que hay que dejarlos en la jaula para que este los cace.

En la jaula no deben abundar demasiados objetos, ya que esto limitará el espacio en el que el ave podrá volar. Bastará con algunos juguetes y tres o cuatro perchas sobre las que pueda posarse para afilarse las garras. Es importante que la distancia que haya entre los barrotes no sea demasiado grande, o podría intentar escapar por ellos y se le quedaría atascada la cabeza, como le suceden a muchos periquitos y canarios. Además, estos tienen que ser de acero inoxidable, para que no pueda romperlos con el pico.

Su reproducción no es complicada, otro motivo por el que es tan apreciada como ave de cautividad, pero dado que precisará de una jaula más grande, no todo el mundo puede dedicarse a su reproducción. Además, la única forma de diferenciar a un macho de una hembra es a través de una prueba de ADN. Necesitan una caja nido grande, y a los 20 días más o menos habrán nacido los pichones, los cuáles abandonarán el nido cuando tengan alrededor de 3 semanas de vida, momento en el que habrá que pasarlos a un módulo diferente.