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Aves Exóticas

Mensajera valenciana magaña

Antiguamente era común ver sobrevolar a palomas mensajes por los cielos, una compañera muy útil. Aunque actualmente no se usen mucho, de vez en cuando se puede ver alguna como la mensajera valenciana magaña.

Una raza muy antigua con mucho linaje

Como su propio nombre indica, esta paloma es originaria de la región valenciana, siendo una de las razas más antiguas que se conocen. No fue hasta 1890 cuando recibió el nombre de Magaña por parte de Guy Dipodio.

Pero la primera mención a esta raza tuvo lugar en el año 1603 por parte de Xerónimo Cortés en 1603, quien ya hablaba de palomas mensajes en la ciudad de Valencia, las cuáles iban de Museros a Mallorca para entregar mensajes de vital importancia.

¿Cómo es una mensajera valenciana magaña?

Las palomas mensajes magañas son de tamaño medio, unos 25 cm más o menos, y rondan los 300 gramos de peso, pudiendo llegar a pesar hasta 350 gr. Tienen un temperamento muy vivaz pero también bastante inquieto, lo que hace que sean bastante desconfiadas con personas a las que no conoce.

Su cabeza es alargada, ligeramente aplastada en la parte superior, con un pico largo en proporción con su cabeza, bien formado y cerrado. Pero si hay algo que hace que sea fácil distinguir a esta ave del resto son sus pronunciadas y desarrolladas carúnculas nasales, de tamaño medio. Al tacto son secas y blandas, con un aspecto triangular. Las puede tener levantadas o abiertas por detrás.

Los ojos los tiene bien ajustados y brillando con un tono resplandeciente, lo que sirve además para conocer el estado de salud de la paloma. El color del iris es anaranjado en los ejemplares blancos, mientras que en los que tienen tonos más oscuros el tono se acerca más al rojo. El ribete ocular es otra de sus características más comunes, en forma de rosa de color blanco.

Su cuello está bien emplumado y es muy resistente, con un buche no demasiado pronunciado. Sus alas son fuertes dado que se trata de un ave de vuelo rápido y que puede recorrer grandes distancias. Suele tenerlas situadas en la cola, sin llegar a sobrepasar esta. La cola tiene doce plumas, aunque están situadas una encima de la otra, lo que la sensación de que solo tiene una. Sus plumas tienen un tacto suave y sedoso, teniendo un tono blanco, amarillo o negro, según la especie.

Una paloma ideal para enviar mensajes

Aunque actualmente con la tecnología moderna no es necesario usar estas palomas mensajeras, algunos criadores las siguen preparando para desarrollar esta actividad. Es un animal que no cuesta mucho trabajo criar, pero si que es bastante difícil de adiestrar para que pueda llevar un mensaje.

Al principio de su entrenamiento, cuando ya tiene unos tres o cuatro meses y es capaz de volar por si misma, tiene que salir acompañada de un grupo de palomas que ya tengan bastante experiencia, para que se dirijan hacía el palomar del destino a llevar el mensaje. En el comienzo es recomendable que la distancia sea corta, para que el ave se acostumbre a hacer recorridos cortos, y cuando haya aprendido estos, se vaya doblando la distancia.

En su alimentación nunca hay que pasarse de la cantidad recomendada diaria, unos 30 gramos, de mezclas de diferentes gramos, puesto que si el ave pasa mucho tiempo en el palomar no va a poder ejercitarse bien y esto podría hacer que engordase, perdiendo capacidad de vuelo. Darle de vez en cuando fruta ayuda bastante a que se mantenga sana, ya que recibe todos los nutrientes necesarios para estar en forma.