El mundo es muy grande, y en este hay cientos de especies de aves. La lechuza es un claro ejemplo de ello, habiendo ejemplares que solo se pueden encontrar en algunas partes del mundo, como es el caso del cárabo norteamericano.
Un ave muy peculiar
Como su propio nombre indica, el cárabo norteamericano, o strix varia, es una especie de la familia de los strigidae originaria de Norteamérica, continente en la que se encuentra bastante extendida.
Especialmente vive en los bosques de Canadá, el este de los Estados Unidos y el sur de México. Aunque en los últimos años se ha extendido al noroeste de los Estados Unidos tras haberse expandido por la zona sudoeste del país. Viven en zonas muy boscosas, y en algunas ocasiones se la puede ver en barrios suburbanos.
Un ave muy hermosa a la vista
Los ejemplares adultos de esta especie pueden medir entre 40 y 63 cm y pesar entre 500 gramos y 1 kg de peso. La gran diferencia de tamaño parece ser que se debe a que las hembras, por norma general, son mucho más grandes que los machos.
Su cara es pálida, con anillos oscuros alrededor de sus ojos, el pico de color amarillo y los ojos de color marrón. Es la única lechuza típica del este de los Estados Unidos que los tiene de este color, pues las demás los tienen de color amarillo. Las partes superiores de su cuerpo son moteadas con un color gris-marrón, mientras que sus partes inferiores son de un color claro con algunas marcas.
Su pecho cuenta con unas barras horizontales oscuras, mientras que en el vientre estas son de orientación vertical. Sus piernas y pies están cubiertos de plumas hasta sus garras. La cabeza es redonda y no tiene mechones en las orejas. Algunos podrían confundilor con el búho campestre, pero esta es más pequeña.
Se le reconocen cuatro subespecies:
- Strix varia varia
- Strix varia georgica
- Strix varia helveola
- Strix varia sartorii
La única diferencia entre ellas es el tamaño y la cantidad de líneas de color oscuro que tiene por el cuerpo.
En Estados Unidos existe otra lechuza que es muy conocida, la lechuza moteada del norte, que reside en la zona oeste del país, en los estados de Columbia. Sin embargo, en los últimos años esta especie se ha visto muy disminuida, y el culpable parece ser el cárabo norteamericano. Desde la década de los 60, esta especie ha ampliado su área de distribución y poco a poco han ido expulsando a la anterior especie de su medio. De hecho, en el año 2007, funcionarios de la Casa Blanca propusieron una propuesta de Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos en el que se podía disparar a cárabos norteamericanos con el objetivo de proteger a la lechuza moteada.
¿Cómo vive en libertad?
La alimentación de esta ave, que se trata de un depredador oportunista, que puede robar alimento a otras aves, aparte de cazar las propias. Su alimento principal es el ratón microtus penssylvanicus, junto con las musarañas. Puede comer otros mamíferos de tamaño pequeño como las ardillas, conejos, murciélagos, topos, oporsums, visones y comadrejas. En el año 2012, en Minesota, se fotografió como un cárabo norteamericano se alimentaba de un gato de tamaño medio. Es cierto que otras especies de búhos y cárabos tienen gatos en su dieta, pero era la primera vez que se veía comer a esta.
En lo referente a aves, es raro que las tome como presas. Pero en el caso de hacerlo, ataca a picos carpinteros, urogallos, codornices, palomas y patos. Muy rara vez también busca búhos pequeños. A veces se la puede ver adentrándose en el agua para capturar peces, tortugas, ranas y cangrejos, pudiendo alimentarse también de serpientes, lagartos, salamandras, babosas, escarabajos, grillos o escorpiones.
Construye su nido en la cavidad de un árbol, en ocasiones creados por picamaderos norteamericanos o que sean de formación natural. Los huevos los ponen a principios de enero en Florida, mientras que al norte de Maine no lo hacen hasta abril. Ponen de 2 a 4 huevos, que son empollados por la hembra hasta que eclosionan a la cuarta semana. A las 5 semanas, estos abandonan el nido.
En libertad no es un ave con mucha esperanza de vida, ya que apenas llegan a la década. Sin embargo, en cautividad se ha logrado mantener vivos algunos ejemplares hasta los 23 años.