No es para nada extraño que los anteojitos hayan captado tu atención, porque ese ojo claro es bastante llamativo. Aunque no todos lo tienen en un tono tan blanco, como por ejemplo el anteojitos de Tetepare.
¿Dónde se puede encontrar esta especie?
Bajo el nombre científico de Zosterops tetiparius, es una especie de ave paseriforme, que forma parte de la familia zosteropidae, y que es endémica de las islas Rendova y Tetepare, de la cual recibe su nombre.
Estas islas se encuentran en las islas Nueva Georgia, las cuáles se encuentran dentro del conjunto de las islas Salomón. Antiguamente era considerado como un conspecífico del anteojitos de las Salomón. Le gusta vivir en los bosques húmedos tropicales de la isla.
¿Cómo es su aspecto físico?
Es una especie de tamaño medio, que mide unos 11 cm de longitud y pesa alrededor de los 12 gramos. Se cree que la hembra pesa un poco más que el macho, porque parece más “rechoncha” pero no se ha podido comprobar.
El rostro, la cabeza, la espalda y las alas son de un color verde oliva, mientras que las plumas de la cola son de un tono negruzco mezclado con un poco de verde. La garganta, el pecho y las partes inferiores son amarillas, con breve presencia de verde en los costados. Su pico es negro, con las patas en un tono marrón oscuro.
Se le han reconocido dos subespecies:
- Zosterops tetiparius paradoxus: Esta subespecie reside en Rendova.
- Zosterops tetiparius tetiparius: Subespecie nominal, que reside en la isla Tetepare.
Como curiosidad, la distancia que separa a ambas especies es de uno 3.4 kilómetros, y nunca se las ha visto convivir juntas ni que abandonen su isla nativa.
¿Se sabe algo de su comportamiento?
Parece ser una especie de carácter reservado, y bastante sedentaria, ya que nunca abandona la zona que ha establecido como territorio. Su alimentación parece componerse de las bayas, frutas y el néctar de las plantas que crecen en las islas en las que habita.
Forma pequeños grupos, de unos 10 ejemplares, dentro de los cuáles se forman parejas monógamas que duran toda la vida. La reproducción no se tiene muy claro cuándo puede ser, aunque durante el mes de septiembre se han encontrado nidos con huevos. Tampoco se ha podido determinar si sigue el mismo patrón de comportamiento que otros anteojitos: el macho aporta el material a la hembra para construir el nido y posteriormente los incuba junto con ella en turnos rotatorios.
A pesar de tener un territorio tan delimitado, no ha sido catalogada como una especie en peligro, ya que el hábitat apenas ha sufrido manipulación por parte del hombre.