¿Por qué estás dándole tantas vueltas al tipo de ave que tendrías que tener como mascota? En realidad resulta bastante sencillo, porque las cotorras son de las mejores especies que existen. Además, si te gusta un ave que sea ruidosa y no pare en todo el día, nada mejor que la cotorra argentina.
¿Qué se sabe sobre su origen?
Aunque se la conozca con el nombre de cotorra argentina, lo cierto es que su nombre internacional es el de cotorra monje o cotorrita verdigris, mientras que el nombre científico es el de myiopsitta monachus.
Se distribuye de manera natural por toda Sudamérica, estando bastante extendida por Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Con gran éxito se ha logrado que esté también en países como Chile, Canadá, Estados Unidos, México, Francia, España e Italia, y otros países del continente europeo, siendo muy común como mascota.
¿Qué te podemos decir sobre su aspecto?
Se trata de un ave de pequeño tamaño dentro de la familia de las cacatúas, puesto que mide entre 28 – 31 centímetros de largo, y pesa alrededor de los 130 gramos. Lo normal es que el color de su pluma sea de un tono verde brillante, con las alas de un tono verde azulado. La frente y mejillas, así como la garganta, el pecho y el vientre son de un tono gris claro. La cola es larga y acaba en punta, de color verde como el color verde de su cuerpo. Por el contrario, sus patas son de un color gris y el pico tiene un tono ocre.
Tiene una gran adaptabilidad a los cambios bruscos de ambiente, además de que son animales muy inteligentes. Cuando viven en libertad, suelen vivir en grupos sociables, construyendo nidos en la mayor altura posible, por norma general en los árboles. Es el único miembro de la familia de los loros que hacen los nidos con ramas.
En lo que respecta con el ser humano, ha sido un ave muy apreciada por su belleza y porque debido a su gran inteligencia, cuesta muy poco ganarse su confianza. Se la puede tener suelta por la casa o acostumbrarla a dar pequeños paseos fuera de su jaula sin mayores problemas, para que luego vuelva a su jaula para comer. Su mayor problema es que quizás sea bastante ruidosa, pero dado que puede aprender a vocalizar e imitar palabras, es muy apreciada por este aspecto.
Aparte de la especie nominal, se le han reconocido otras tres subespecies:
- Myipsitta monachus calita: Se extiende desde el sur de Bolivia al oeste de Argentina. Su tamaño es algo menor, llegando como máximo a medir 27 cm. Su pico es más pequeño y no tiene el color azulado de la cabeza, aunque si un poco en la zona del vientre.
- Myiopsitta monachus cotorra: Se extiende del sur de Bolivia a Paraguay y al noroeste de Argentina, habiendo también algunos ejemplares en Brasil. Mide 27 cm de longitud, con una coloración verde más brillante y el vientre menos amarillento.
- Myiopsitta monachus luchsi: Vive en los valles xéricos de Bolivia, y allí es conocida como lorita boliviana, siendo una población bastante aislada y con poca cantidad de ejemplares. Mide 30 cm y su pico es estrecho, con una coloración en un tono gris pálido.
Si la elijo como mascota, ¿qué hay que saber para cuidarla?
Para empezar, que se trata de una especie granívora, es decir, que se alimenta de semillas de plantas, tanto silvestres como cultivadas. Lo normal es que le gusten mucho las semillas de cardo, pero también le encanta el sorgo, el maíz y el arroz. Además, consume frutos, flores y algunos insectos en su etapa adulta, así como también larvas.
Lo normal es alimentarla a base de vegetales y alguna que otra fruta, pero, en ocasiones un tanto especiales, también se la ha visto alimentarse de la carne de animales muertos. Algo que no es muy recomendable darle cuando viven en cautividad.
Hay que recordar que su jaula tiene que ser bastante amplia. Aunque lo más recomendable con las aves que forman parte de la familia de los loros es que tengan un aviario grande en el que convivan con otras aves, ya que no suele ser violenta con otras especies, salvo en la época de celo.
No hay forma de determinar el sexo del ejemplar, ya que no presenta dimorfismo sexual, salvo que sea a través de una prueba de ADN. Además, el proceso de reproducción de una cotorra argentina es algo que hay que dejar en manos de criadores que ya tengan algo de experiencia en el campo.
En lo que se refiere a dejarla suelta por la casa o no, dado que pertenece a la familia de las cotorras, estas rara vez intentan escaparse de casa, por lo que no hay muchos problemas y se la puede criar en libertad desde su juventud.