Aunque los guacamayos es una especie de loros bastante extendida por el mundo como anima de compañía, no todos los ejemplares están permitidos para tal fin, como ocurre con el guacamayo de frente roja.
¿Qué es esta ave?
El ara rubrogenys es una especie que es endémica de Bolivia, encontrándose en los valles secos interandinos y parte del Bosque Tucumano-Boliviano de los Departamentos de Cochabamba, Chunquisaca, Potosí y Santa Cruz.
Según la UICN se trata de un ave en peligro de extinción y se encuentra listada como “en peligro crítico” debido a la destrucción de su hábitat por la mano del hombre y la captura ilegal de estas aves para su posterior venta en comercios.
¿Cómo es esta ave?
Se podría decir que es uno de los ejemplares más pequeños dentro de la familia de los guacamayos, puesto que mide entre 55 y 60 centímetros. No presenta un dimorfismo sexual que a la vista pueda ayudar a diferenciar al macho de la hembra, por lo que la única forma de distinguirlos sería a través de una prueba de ADN.
Se caracteriza porque en la cabeza tiene una faja frontal y parches auriculares de color rojo, lo que le da su nombre de guacamayo frente roja. Sus hombros y piernas tienen un tono de color naranja. Cuando alza el vuelo se pueden distinguir las cobijas superiores de un tono azul y en el interior de color amarillo.
El resto de su cuerpo es de un tono verde oliváceo, mientras que las plumas de la cola terminan en punta y tienen un tono más oscuro. En la cara tiene piel descubierta de color rosa. Su pico es bastante duro y fuerte, de tono negruzco, mientras que las patas son de color gris. El iris es de un color naranja, al contrario que el de otros ejemplares que es de color amarillo.
Una especie muy amenazada
Desgraciadamente no es un ave que se pueda tener como mascota. El deseo de que sea un ave de compañía hizo que durante la década de 1980 se realizase una captura incontrolable de esta especie, lo que redujo en más de 1.000 ejemplares la población de esta ave que residía en Bolivia.
Es un ave muy demandada dentro del mercado negro de aves, lo que ha hecho que se organicen muchos grupos cerca de donde residen para protegerlos de los cazadores furtivos que los transportar fuera del país por las fronteras de Brasil o de Perú. Según los expertos, si la especie no es protegida como es debido, en unos 10 años podría extinguirse para siempre.
La Asociación Armonía lleva cuatro años desarrollando un programa para la conservación de esta especie junto con otras comunidades a través de proyectos alternativos de apoyo a la producción, investigación y sensibilización con el fin de poder apostar por la conservación de esta especie de guacamayo. Además, la Fundación contra el Hambre está realizando actividades de coordinación con la Asociación Armonía para conservar esta especie en los valles del río Caine. Por otro lado, hace dos años, el centro de Biodiversidad y Genética valido a nivel nacional un plan de acción estratégico con el fin de poder preservar la especie.
Entre las principales causas de su desaparición también se encuentra la destrucción del hábitat de esta ave, lo que le dificulta la búsqueda de alimentos y la obliga a migrar a otros ambientes a los que no está habituada que provoca una alta tasa de mortalidad en la especie, cosa que preocupa mucho a los estudiosos de esta especie.