
Resulta increíble la gran cantidad de aves que forman parte de una misma familia, aunque no compartan nombre ni aspecto físico, ¿verdad? Es el caso de el camea, que se encuentra dentro de la familia de los Sylvia.
¿Por dónde reside esta especie?
También recibe el nombre de herrerillo chochín, conocido científicamente como chamaea fasciata, una especie de ave paseriforme de la familia Sylviidae, siendo el único miembro del genero Chamaea. Vive en la zona oeste de Norteamérica.

Habita en una estrecha franja costera al oeste de Norteamérica, extendiéndose desde Oregón hasta el norte de la península de California (Baja California). Por norma general reside en zonas con chaparral y matorral mediterráneo, anidando en los matorrales y arboles más altos.
¿Qué aspecto físico tiene?
Es una especie pequeña, de unos 15 cm de longitud, con un peso que ronda los 8 gramos. No presenta dimorfismo sexual.
El plumaje de su cuerpo es de un tono pardo grisáceo, o pardo oliva, distribuido de forma uniforme. Las alas son cortas, con un pico corto y el iris en un tono amarillento. Es de naturaleza bastante esquiva, aunque emite sonidos muy fuertes con su cato.
Se le han reconocido las siguientes subespecies:
- Chamaea fasciata phaea: Subespecie residente del oeste de USA, desde el oeste de Oregón hasta el cinturón de California.
- Chamaea fasciata margra: Solo se encuentra en la zona interior del sur de Oregón.
- Chamaea fasciata rufula: Común en el noroeste de la costa de California, hasta la zona Sur de Oregón y la bahía de San Francisco.
- Chamaea fasciata fasciata: Subespecie nominal, residente del centro de California.
- Chamaea fasciata henshawi: Fácil de encontrar en la zona sur de California, así como el noroeste de México.
¿Por qué se encuentra en el grupo Sylviidae?
Desde que fue descubierta, el caméa ha formado parte de diversas familias. En un principio estuvo en una familia propia, conocida como Chamaeidae. De estas pasó a la de los mitos, los carboneros y los herrerillos. Más tarde se la agrupo dentro de los charlatanes y los timalíes, hasta que finalmente acabó en el grupo de las currucas, más conocidas como Sylviidae.
Fue la American Ornithologist Union quien lo situó en su familia actual, a pesar de que sería la única de la familia proveniente del Nuevo Mundo. Todo ello tras realizar estudios de hibridación ADN-ADN, un sistema que en la actualidad no se considera un método adecuado.

Dichos análisis demostraron que el chaméa está emparentado con las currucas de la familia Sylvia. Tras su inclusión en este grupo, el herrerillo chochín se convirtió en el único miembro de la familia que reside en América. Como curiosidad, la curruca rabilarga y la curruca sarda tienen un aspecto muy similar a esta especie. Aunque las investigaciones han resuelto que se trata de un caso de convergencia evolutiva, puesto que todas estas aves habitan en matorrales mediterráneos.
¿Qué sabemos de su vida en estado salvaje?
Es una especie bastante esquiva, escondiéndose rápidamente entre los matorrales si detecta que algún depredador se adentra en su territorio. Por norma general, los nidos se encuentran en los matorrales, o árboles, más altos.
Su alimentación se compone de gusanos, orugas, escarabajos y hormigas, los cuáles consigue rebuscando entre los densos arbustos. También puede alimentarse de pequeños frutos y semillas. Es muy raro encontrarlos en zonas abiertas o campos de cultivo.
Esta especie es monógama, esto es, que se empareja de por vida. Los lazos entre las parejas se forman unos meses antes de la incubación. Para ello, ambos sexos cantan, con un canto más rápido por parte del macho. Una vez unidos, ambos sexos protegen el territorio y participan en la construcción del nido, un proceso que les lleva varias semanas. Para construirlo, utilizan pelaje de animal, hojas secas, musgo…
La puesta se compone de tres/cuatro huevos, tan solo una puesta al año. Este proceso es realizado por ambos miembros, durante 14 días. Al nacer las crías, estas se quedan en el nido durante 15 días. Tras ese tiempo, lo abandonan. Pero no son capaces de volar, por lo que los padres las alimentan por otros 40 días hasta que son capaces de valerse por sí solas.