La familia de los colibríes es enorme, y cuenta con un gran número de aves. De hecho, se podría decir que es una de las más grandes de esta especie. Entre ellos, hay uno que se ha ganado el cariño de mucho: el silfo celeste.
¿Qué es esta ave?
El aglaiocercus coelestis es un tipo de colibrí bastante curioso que vive en Colombia y en Ecuador. Aunque el nombre con el que más se le suele conocer es silfo celeste, en algunas zonas de estos países lo denominan cometa colivioleta.
Vive en los niveles inferiores de bosques húmedos o en los bordes de dichos bosques, entre la vertiente oriental de los Andes y el Pacífico, de 300 a 2.100m de altitud. Normalmente se encuentra a los 900 msnm.
¿Es físicamente bello?
Lo cierto es que aunque se trate de un colibrí es bastante grande, ya que el macho llega a medir 18 cm de longitud. En este aspecto es fácil distinguir a la hembra, puesto que esta tan solo llega a medir los 9.7 cm de longitud, por lo que se podría decir que presentan un ligero dimorfismo sexual.
El macho cuenta con un plumaje verde brillante, con matices violenta en su garganta, una grupa azulada y cola violeta con un tono metálico. Las puntas de la cola son de un color azul brillante, por lo que se trata de uno de los ejemplares más bellos de su familia.
La hembra, por su parte, tiene el dorso de color verde, la corona de color azul brillante, la garganta en un tono blanco con unos puntos verdes, el pecho de color crema, el vientre de canela rufo y la cola de un color verde oscuro azulado. Los ejemplares más jóvenes se parecen un poco a las hembras, pero van cogiendo el aspecto multicolor del macho cuando realizan la primera muda de sus plumas.
¿Son fáciles de ver?
Al contrario que otras especies de colibríes, como el rufo, que pueden ser más violentos a la hora de controlar su territorio, lo cierto es que el silfo celeste no es tan territorial como otros. Si que es cierto que intenta mantener controlados su zona de alimento para evitar que aves invasoras, o pequeños insectos que también se alimentan de néctar, le puedan robar la comida, pero no suele tener problemas en compartirlo con otras aves de su entorno siempre y cuando no resulten un estorbo.
Siguiendo la dieta de su especie, su comida principal es el néctar de las flores, las cuáles busca a baja altura. De este néctar es del que extraen el azúcar para sobrevivir. En el caso de que no encuentre muchas flores, aumentará la cantidad de insectos que consuma para así obtener el mayor número de proteínas posibles y llevar una dieta sana. Los insectos no suelen ser muy grandes, y estos tienen que ser invertebrados. No obstante, en algunos casos se le puede ver comiendo alguna abeja o avispa con su gran pico.
Una vez que ha elegido la pareja, no es como otras aves que pasarán su vida con ella. Cuando la hembra pone los huevos, un máximo de dos, el macho de esta especie no permanece a su lado durante la crianza de sus hijos. Tras dos semanas de incubación nacen los polluelos, que serán criados por su madre hasta que han llegado a una edad capaz de valerse por si solos y abandonar el nido. Esto suele suceder cuando han cumplido los 10 – 15 días de vida.