¿Te gustaría conocer a uno de los miembros más hermosos de la familia de los colibríes? Pues prepárate, porque no te va a decepcionar lo maravillosa que es esta increíble especie conocida como colibrí de garganta roja.
¿Está muy extendida la especie?
El colibrí de garganta roja (archilochus clubris), o como también se le conoce colibrí gorgirrubi o colibrí de garganta rubí, forma parte de la familia de los trochilidae y es nativa de América del Norte y América central. Es la única especie de colibrí que anida en el este del río Misisipí.
Suele vivir en bosques deciduos y de pinos, así como en los bordes forestales. Pero también es común verlo en huertos y jardines si de ahí puede obtener alimento.
Un aspecto bastante peculiar, a la vez que hermoso
Si por algo destaca esta increíble especie de colibrí es por lo hermoso que resulta a la vista. Su tamaño es de 7 a 9, 5 cm y de 2 a 6 gramos de peso. Los machos son un poco más pequeños que las hembras.
En el dorso tienen un color verde metálico que recuerda al brillo de un rubí, con la garganta de un tono rojo iridiscente, que puede parecer negra según el ángulo. En el caso de la hembra, la garganta es de color blanco. En las partes inferiores prima el color blanco grisáceo, con unas alas casi negras. Su cola es bastante corta, con forma ahorquillada en el macho, mientras que en la hembra tiene una forma normal.
Los jóvenes se parecen a las hembras, pero con algunas plumas rojas en la zona de la garganta y con un tono dorado en la zona del dorso. Su pico es largo, recto y muy fino. El macho tiene un pico más corto que la hembra.
¿Tienen alguna peculiaridad?
Siguiendo el mismo esquema que la mayoría de los miembros de su familia, el colibrí de garganta roja es un ave solitaria. Los adultos solo entran en contacto llegado el momento del apareamiento. Defienden con agresividad los lugares de su alimentación, especialmente en los meses de verano y el comienzo del otoño, momento en el que engordan para la migración.
Su principal fuente de alimento es el néctar que obtienen de flores en plantas bajas o en árboles, pero también incluye pequeños insectos. Algunas veces pueden tomar savia que extraigan de perforaciones realizadas por pájaros carpinteros. Especialmente le gustan las flores rojas como fuente de alimento.
El macho únicamente busca a la hembra durante el proceso de apareamiento. Tras un proceso de cortejo, en el que se incluye un sonoro canto, movimientos y una excelente técnica de vuelo, pasará al proceso de apareamiento. De tener éxito, el macho se marchará para buscar a otra hembra, mientras que está será la que se ocupe de construir el nido en el que pondrá los dos huevos. Antes de poner los huevos, la hembra consigue suficiente alimento para evitar tener que salir del nido en lo que dura la incubación.
Cuando han nacido los pequeños, estos principalmente son alimentados con pequeños insectos para que puedan recibir las proteínas necesarias para desarrollarse. No abandonan el nido hasta tener cuatro o cinco semanas de vida. Lo normal es que las primeras semanas solo lo abandonen para explorar los alrededores y luego vuelvan con sus madres. Después, alcanzados los dos meses de vida, volarán por su cuenta para buscar su propio hogar.
Aunque a la hora de vivir en zonas ajardinadas prefiere hacerlo en jardines públicos, no es raro que se establezca en el jardín de un ser humano. No suele tener muchos problemas en entrar en contacto con los seres humanos, siempre y cuando esto no afecte a su alimentación. No obstante, esto también es un problema para el ave.
Debido a que vive en una zona urbanizada, se encuentra en riesgo de ser cazado por uno de los mejores depredadores de la zona: el gato. Esto hace que la tasa de supervivencia de un colibrí en una zona urbana sea muy baja, de tan solo unos tres o cuatro años de vida, ya que los gatos los cazan cuando estos están dormidos. Por eso, se intenta que los colibríes vivan en zonas que no haya este tipo de animales.